Mientras tanto, la Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Roberto Feletti, intenta acelerar las negociaciones para crear un fideicomiso y sostener el valor del producto. El Gobierno, preocupado por la suba de los commodities.
La suba internacional de los commodities como la soja, el trigo y el maíz se intensificó a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania.
El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania ya tiene sus coletazos en los alimentos en Argentina. En medio de negociaciones de la Secretaría de Comercio Interior para evitar que la suba de los commodities como el trigo impacten en la mesa local, algunos jugadores de la industria de los alimentos ya tomaron nota y se vieron cortes en la cadena de producción.
La suba internacional de los commodities como la soja, el trigo y el maíz se intensificó a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania. Ambos países son grandes productores y exportadores de trigo, por ejemplo, y una guerra impactaría en la provisión de estos bienes.
Todo sucede en un contexto en el que la Argentina sufre en la inflación de los productos “frescos” como la carne. En enero, el incremento de los alimentos fue del 4,9%, un punto por encima del nivel general y el peor número desde que asumió Alberto Fernández.
El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en los alimentos argentinos
Fuentes de la industria panadera confirmaron que ayer se suspendió la venta de bolsas de harina en algunos molinos. Los contratos que ya estaban pactados siguieron adelante y hubo entrega, pero la incertidumbre por el precio internacional del trigo hizo que algunos productores especularan con una mayor suba en el futuro.
Por otro lado, otros referentes del sector indicaron que peligra el acuerdo de congelamiento de pan por 90 días. Esta semana, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, acordó “de palabra” con panaderos una estabilización de precios por tres meses entre los $220 y los $260 para el kilo de pan. Si la situación en los molinos continúa, advirtieron, podría haber cambios en ese sentido.
En lo que va de febrero, el trigo subió alrededor del 20%. Así explica David Miazzo, economista de Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), el impacto en alimentos: “En el pan, de cada $100, $13 de los que se pagan son por el trigo. Si se traslada al precio final una suba de este calibre, sería de un 2,6% en el valor final”.
En el mismo sentido, el maíz incide en un 11% en el precio final de la carne, pero esta no debería subir más de 2%, estima. En la leche, el maíz es el 7%, y si se trasladara el avance de los precios internacionales, sería un aumento del 1,4% en el precio final local.
El precio del maíz tiene impacto en la carne.
Algunas consideraciones, según Miazzo. En primer lugar, explica, “los granos en la Argentina ya están desacoplados del resto del mundo”. El maíz “vale el 12% de lo que vale en Uruguay y en Brasil”, suma. En segundo, para el economista se pueden discutir precios internos, pero no hay que perder de vista que la suba de los valores internacionales ayudará a que ingresen más dólares para la Argentina, una buena noticia “sobre todo en un escenario de sequía”.
Mientras tanto, el Gobierno mira con preocupación lo que pasa en el precio internacional del trigo y del maíz. Ayer y hoy hubo reuniones en la Secretaría de Comercio Interior con distintos representantes de la cadena de valor. Feletti intenta avanzar con un fideicomiso para sostener el costo de la harina 000 y los fideos. Para eso, necesita el compromiso de los exportadores, que por ahora no están de acuerdo con la medida.
No obstante, fuentes oficiales al tanto de las negociaciones se mostraron optimistas y esperaban poder cerrar el trato la semana que viene “para poder cuidar la mesa de los argentinos”.