El «Rojo» necesitaba sumar goles a favor de cara a la última jornada ante el puntero, y así se impuso 4-0 de local.
Independiente.
Obligado a golear para seguir con chances de clasificar a los octavos de final, Independiente venció 4-0 este jueves a La Guaira, de Venezuela, en el marco de la cuarta fecha del Grupo G de la Copa Sudamericana.
El «Rojo» se impuso con los tantos de Cumana en contra, en el primero tiempo; y Benegas (por dos) y Roa.
El puntero Ceará llegará al encuentro en Avellaneda, por la última fecha, con tres puntos más que el equipo argentino una diferencia de +14, mientras que Independiente después de la victoria de este jueves, tiene +11. Es decir, el conjunto conducido por Eduardo Domínguez necesitará ganar por dos goles o más para clasificarse a los octavos de final de la Copa Sudamericana.
Independiente se enfrentó a un rival sensiblemente inferior y sin embargo no logró plasmar esa superioridad donde más lo necesitaba, que era en la red adversaria, durante el primer tiempo.
La falta de claridad, uno más de los tantos déficits del equipo dirigido por Eduardo Domínguez, se hizo más ostensible justamente en esa primera etapa, cuando siempre su decantado predominio se eclipsó en el borde del área grande venezolano.
Y de hecho recién el «rojo» llegó a su primera conquista ya superados los 40 minutos y encima fue convertido en contra de su valla por Yohán Cumaná.
E inclusive en el segundo período el conjunto de Avellaneda, al que no le faltó el aliento de su multitudinaria hinchada por cierto, sobre todo después del tempranero gol del retornado Leandro Benegas a los dos minutos, debió esperar casi hasta los 40 para lograr el tercero, de la mano de un conjunto revitalizado por los ingresos de Leandro Fernández y Andrés Roa.
De hecho el colombiano fue el que señaló el tercer tanto a los 38 minutos y Fernández el que anotó el cuarto ya sobre los 45.
Hasta ese momento Independiente había intentado siempre por derecha con las subidas de su lateral por ese sector, Alex Vigo, la figura de la cancha, que llegaba hasta el fondo y lanzaba precisos centro que nunca terminaban de ser bien resueltos por sus compañeros.