Esta fecha fue promulgada en la Convención Colectiva de Trabajo en Buenos Aires, el 27 de junio de 1975. En 1991 se firmó un acta en el vecino departamento de San Rafael, en la que se declaró el 1 de febrero como feriado para todo el personal del sector vinícola bajo el artículo 26 del apartado 154/91.
En estos acuerdos se garantizaron derechos laborales como un salario mínimo y se obliga a las empresas a abonar este feriado a todos sus empleados.
Los trabajadores vitivinícolas comprenden aquellas personas que llevan tareas dentro de los viñedos, siembran, cuidan la cosecha, elaboran los vinos, mantienen las fábricas, distribuyen la bebida, entre otras cosas.
El vino argentino es considerado un ícono de la cultura nacional, que comprende el desarrollo económico y aprovecha la amplia diversidad del suelo local para producir una bebida con gran reconocimiento mundial.